Santo Domingo.- El reloj apenas marcaba las 7:00 de la maña del martes 14 de junio, día conmemorable para los dominicanos. Sin embargo, un ambiente de tragedia vagaba en las afueras de las aguas del Mar Caribe.
Una madre depresiva se lanzó al mar en busca de una salida que no encontró. Un esposo desesperado la siguió tratando de arrebatarle su amor a las olas violentas de aquel mar bravucón que le quitó vida.
Una madre depresiva se lanzó al mar en busca de una salida que no encontró. Un esposo desesperado la siguió tratando de arrebatarle su amor a las olas violentas de aquel mar bravucón que le quitó vida.
Las ambulancias se anunciaban con el sonido estruendoso de la sirena. Su
llegada aquel lugar alertaban a los transeúntes, vecinos y choferes que algo pasaba, y que no era bueno. El estancamiento vehicular se apodero de la autopista
30 de Marzo.
Una brisa fría dominaba el ambiente cargado
de tristeza, que veía como Raquel Reyes
Pérez, de tan solo 34 años, y Engel
García, de 38, se sumergían e las azules
aguas para despedir de una forma trágica los diez años de casados que llevaban.
La esperanza se apoderó de los espectadores que sufrían al ver como Raquel era rescatada; pero esas esperanza se fue a lo profundo del océano porque la joven murió minutos después cuando era trasladada en una lancha al Puerto Sans Soucí, donde recibiría atenciones médicas.
Eran las 11:00 de la mañana y el cadáver del esposo de Raquel fue encontrado con golpes en la cabeza, luego de buscarlo por horas.
La esperanza se apoderó de los espectadores que sufrían al ver como Raquel era rescatada; pero esas esperanza se fue a lo profundo del océano porque la joven murió minutos después cuando era trasladada en una lancha al Puerto Sans Soucí, donde recibiría atenciones médicas.
Eran las 11:00 de la mañana y el cadáver del esposo de Raquel fue encontrado con golpes en la cabeza, luego de buscarlo por horas.
Con una velocidad de vértigos los periodistas de los diferentes medios de comunicación iniciaban las pesquisas para realizar la información de aquella desdicha
que enlutaba dos familias y dejaba en la orfandad dos niños.
El sol estaba candente y las olas encolerizadas chocaban los arrecifes que curva
esa avenida como si estuvieran anunciando las vidas que se llevó.
Un Agente de Seguridad que iba a trabajar para la Universidad Dominicana O&M, se encontró
con esta tragedia, dice que la
gente tiene que hablar y que tiene que sacar lo que tiene en su corazón para
evitar estos tipos de casos.
El agua seguía ondulando, y las vidas de esta pareja se sumergió para siempre
en el océano,ahogando sus sueños a causa de una depresión postparto que la arrastro a las aguas de un mar de
tragedia.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario